Desde el principio decidí emplazar el proyecto en la linde que se crea entre la zona edificada de la universidad, que es un aparcamiento, y un encinar. Elegí ese lugar debido a que el solar se encuentra en la zona más alejada desde la entrada de la universidad, de ese modo lo sitúo en el lugar más 'cercano' posible pretendiendo ser un conector entre ambos espacios, esta conexión se produce a través de la planta baja gracias a unos espacios cubiertos por unos voladizos que conforman el cuerpo principal del CRAI. Una forma de relación con el campus es que la actuación se encuentra en un punto que sirve de foco al final de una vía que supone uno de los principales ejes de comunicación.
El primer cambio se produjo para potenciar mi idea: trasformar la forma para que se abriese a lo natural
Y el segundo y definitivo: rotar la forma para que se correspondiese más con mi concepto asignado, negación. De esta forma me cierro al encinar para abrirme más al campus pero sigo conservando al posibilidad de la comunicación con lo natural.
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